Una nueva era
Estamos en el inicio de una nueva era.
Nuestro mundo globalizado permite la comunicación instantánea entre los seres humanos de tal manera que lo que ocurre en un punto remoto del planeta, pronto se encuentra diseminado por cada rincón de nuestra Tierra.
Todos estamos conectados, vivimos en la era de la comunicación, para lo bueno y para lo malo.
Lo bueno, poder estar cerca de nuestros seres queridos aunque vivan a muchos kilómetros de distancia, la difusión de nuestro conocimiento hasta en los sitios más recónditos…
Y lo malo, el riesgo de exposición pública como un efecto mariposa.
Probablemente vivíamos equivocados, confundidos en nuestro estado de tranquilidad, con nuestras prioridades, quizás, no tan claras. De todo se aprende.
Sin la pandemia de polio en la década de los 50, cuando los anestesistas europeos demostraron que la ventilación mecánica podía salvar vidas, la historia de nuestros Cuidados Intensivos habría sido diferente. Son estos hitos, los que comprometen seriamente nuestra supervivencia, los que hacen que el ser humano desarrolle su ingenio. Es la capacidad de adaptarnos y de trabajar en equipo, el recurso más valioso de nuestra especie. ¿De qué habría servido el fuego o la rueda sin su comunicación posterior?¿Sin su evolución y mejoras? A veces, no es el invento sino su desarrollo el que cambia el destino de las ideas.
La evolución propia de las UCIs en los hospitales es a crecer en número. La medicina también ha cambiado, sus exigencias y sus resultados. Pero, a pesar de que el número de camas de UCI es cada vez mayor y la atención más sofisticada, ha sido insuficiente en esta crisis sanitaria por el COVID-19.
Aquí, ahora, el ingenio humano reaparece y crea UCIs, donde antes había salas de despertar, gimnasios o incluso, bibliotecas. Y aunque la dotación de material ha sido un problema, el quid de la cuestión radica en los recursos humanos, que son el recurso más necesario y casi siempre el menos abundante.
Los anestesiólogos estamos siempre preparados ante la posibilidad de complicaciones en nuestros pacientes; pero la catástrofe de no tener recursos suficientes para la atención es una de las peores experiencias de esta pandemia.
No llegar.
No dar a basto.
Somos UN GRAN EQUIPO, un gran equipo trabajando junto con otros muchos profesionales.
La situación es complicada.
Peleamos contra una enfermedad de la que carecemos mucha información.
Nos toca investigar, aunque no sea nuestra actividad habitual.
Nos toca animar a nuestro equipo, aunque el cansancio es tremendo y la actividad frenética.
¡ENHORABUENA! Enhorabuena por vuestra valentía; por tratar con cariño a cada paciente a pesar de la incomodidad de los equipos de protección; por llamar a cada familia y hacer el esfuerzo de comunicarles el estado de sus seres queridos, por consolar y abrazar en la distancia, por la alegría de cada videollamada y de cada alta; por fortalecer el equipo y unirlo; por demostrar que todos somos importantes.
Es hora de asumir nuestra responsabilidad como actores principales, todos y cada uno.
No es momento de ponernos de perfil, es momento de dar la cara.
La crítica debe ser constructiva, bien sabemos que lo que no suma, resta.
Hay que cuidar de nuestra sociedad, evitar sufrimiento.
Deseamos unidad de criterios a partir de diferentes opiniones.
Queremos dignidad para los pacientes, fallecidos y sus familiares.
Exigimos que nuestra experiencia en el manejo de crisis sea fundamental en todos los gobiernos.
Queremos expertos anestesistas asesorando en las comisiones, en todas las que afecten a Cuidados Intensivos.
Somos parte del equipo de profesionales que van a protagonizar los tratamientos críticos, una parte muy importante.
Una vez más FELICIDADES.
ENHORABUENA a todos y cada uno de vosotros por estar ahí.
Sin descanso.
Con ilusión.
Muchas gracias.